Explora la multitud de alternativas conceptuales entre los que se ve obligado a decidir un evaluador a la hora de realizar su trabajo, de dedicar una atención especial a los actores implicados en el programa que evalúa, de sopesar los riesgos éticos y de redactar un informe que resulte útil. El libro recorre los principales enfoques tanto cuantitativos como cualitativos, lo cual se entenderá mejor porque la evaluación es un proceso que precisa ser adaptado a la medida de cada situación.

Incluye bibliografía