Este libro argumenta que la política laboral en el Perú de inicios del siglo XX fue expresión de un conjunto de creencias que asociaron por un lado, el futuro progreso del Perú y la civilización con la industrialización y la cuestión obrera, con todos sus defectos y por otro el atraso del país con el carácter predominantemente indígena y rural de su población y por tanto con una raza inferior; lo que vino a conocerse como la cuestión del indio. Con esta investigación el autor contribuye a la historia del movimiento obrero peruano y plantea nuevas formas de estudiarla, considerando que este ha sido un campo largamente ignorado por los investigadores en las dos últimas décadas.
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